Entendidas como las metas establecidas por cada país para contribuir a la reducción de emisiones para mantener un nivel de aumento máximo de temperatura de 2°C, las Contribuciones Nacionales Determinadas, INDCs por sus siglas en inglés, han sido presentadas a lo largo del año, de cara a la COP21 en Paris este diciembre, donde serán discutidas, en vista a llegar aun acuerdo vinculante que permite, a su vez, determinar acciones futuras.

Cada país, evaluando sus posibilidades y trayectorias de crecimiento, ha determinado sus metas de reducción de emisiones de carbono. El objetivo general es lograr al 2050 a una trayectoria de cero emisiones. Sin embargo, vemos que las metas presentadas no son suficientes, y el esfuerzo que se pretende hacer queda corto en comparación a lo que se requiere, esto es, lograr una reducción de emisiones que permita detener el aumento de la temperatura producto del cambio climático a un nivel “aceptable” de 2°C.

Mientras los pequeños países insulares insisten por establecer un 1.5°C de incremento de la temperatura que de por sí ya los impactaría fuertemente, los demás países concentran sus acciones en una meta de 2°C, y ésta en base a los metas presentadas parece inclusive difícil de alcanzar. Los únicos países que se han comprometido a un escenario de cero emisiones para 2050 son Marruecos y Etiopia, en tanto el resto de países, donde se encuentran los mayores emisores y que tendrían mayor influencia en los resultados, han presentado metas que resultan insuficientes. El límite máximo de 1.5° resulta en este escenario absolutamente inviable, inclusive el de 2°C. Las metas INDCS presentadas hasta ahora se conducirán a un cambio por encima de los 3°C al final del siglo, por el 2100, dejando fuera de opción el cambio necesario hacia una trayectoria de cero emisiones netas por el 2050.

La posición de Latinoamérica, presentada en las recientes negociaciones de Bonn, es a favor de la meta de 1.5°C ya que 2° representaría numerosos efectos climáticos, y en tanto ya se sienten los efectos del cambio climático la región. Costa Rica, Colombia, Chile, Panamá, Guatemala, Paraguay y Perú, apuestan por establecer una obligación universal de carbono-neutralidad de las economías al 2050, además de un compromiso voluntario de cada país de anunciar una trayectoria de descarbonización nacional hacia el mismo año.

No obstante, para lograr esos objetivos de largo plazo, los países latinoamericanos defienden, además, la necesidad de que se establezcan compromisos cortos de cinco años, que sean revisados a cada periodo, y sobre todo que tengan la obligación de ser cada vez mayores, permitiendo un incremento progresivo del nivel de ambición. Así, el objetivo de largo plazo al 2050, trazaría la dirección y los objetivos revisables de cada 5 años permitirán ajustar las acciones según lo avanzado para llegar a la meta.

Las INDC del Perú se están definiendo por medio de un escenario business as usual o (BAU), tomando como año base el 2010, a partir del cual se plantean cuatro escenarios posibles de sostenibilidad. Dentro de estos cuatro escenarios, el gobierno propone usar el Escenario 3, comprometiendo al país para que al 2030, emitamos 31% menos GEI que lo que emitiríamos si siguiéramos con nuestro escenario BAU lo que significa que mantendríamos un nivel de emisiones similar al del año 2010.Esto se lograría principalmente a través de la reducción de emisiones proveniente de la deforestación, que representa casi el 50% de las emisiones nacionales, y el sector energía, donde se pretende promover las energías renovables, y aun aquí se requieren metas más ambiciosas que el 5% para la energía eólica y solar establecido para el 2030, además de mejorar el transporte público, la gestión de residuos sólidos y otros.

Si bien el Perú contribuye en menos del 1% a las emisiones globales, un cambio de trayectoria hacia una de menores emisiones en necesario y representa una oportunidad de cambio estructural necesario para enfrentar las causas y los impactos del cambio climático. Sin embargo, para lograr los cambios necesarios se requiere de mucha voluntad política y de esfuerzo coordinados entre los diversos sectores involucrados. Se requiere asimismo, que en línea con la posición expresada como parte del bloque latinoamericano en las negociaciones, las metas establecidas en nuestro propio país sean metas ambiciosas, las mismas que van a permitir estar en la mejor forma, en el largo y corto plazo, a la hora de enfrentar los efectos cambio climático.